martes, 3 de junio de 2008

Un banco en el parque (Texto Cinéfilo)

Dirección: Agustí Vila. España. 1999. 77 min.

Por: Juan David Escobar.



"No escogí este sitio. Estar aquí es simplemente el encuentro entre cansancio y tristeza." Carlos Sánchez Ocampo (El contrasueño).

Cuando me siento solo, salgo a dar un paseo. Debo escuchar, tan siquiera, unos pocos sonidos humanos. Solamente camino. No hablo. Aclaro que no hablo solo. Pienso un poco, tal vez, pero no hablo solo. Jamás. Es verdad que busco los parques. Es verdad que me gustan las bancas. Me inclino más por las bancas que por los bares, que por los cines, que por los viajes, que por las compras. Llego al parque. Alguien preguntará: - ¿Qué hago? - Nada. Bueno, pienso. Y después preguntará: - ¿Que piensas? Simplemente respondo: - Nada. A eso voy al parque. A la banca. A huir de la gente. Porque me encuentro en casa, solo, como las actrices de la película: sin miedo a los accidentes, feliz y cansado (porque cansa, estar solo cansa). Estoy en la habitación. Atado de pies y manos a mi cama. Antes aguantaba esa actitud perdedora, ahora no. Me desespero y me deprimo (esta palabra creí, te lo juro, creí nunca usarla). Mejor salgo al parque, me digo. A no pensar. A esperar que por una esquina, o por la iglesia, salga mí entierro. En él habrá poca gente. Y por arte de magia, empezará a lloviznar a medida que el grupito avance. A despegarse del cielo esas góticas minúsculas dejando el cielo gris, bañando el mundo de gris, las personas de gris, los tristes chicos pálidos grises acostados escuchando música gris, y llorando lagrimas blancas. Y lloverá, y habrá poca gente, y me iré para siempre en mi entierro. Sólo observo. Me acomodo, saco un cigarro, y me lo fumo. - ¿Y los niños? - Ellos no molestan, le dan vida al parque, hacen ruido. Y si ellos no me molestan, yo no los molesto, y ya está. Porque dime ¿Quién iría a un parque muerto? Yo no, por supuesto. Un banco en el parque. Suave, tranquila, esperando a los actores un poco. Una película sin ansiedad. De eso se trata un banco en el parque: De la ansiedad. Ansiedad por hablar con alguien, ansiedad de amor, ansiedad de una espera, ansiedad por la soledad. Simplemente las ganas de abandonar la soledad. De la mejor forma, digo yo: en una banca, de un parque. Donde la vida obtiene lentitud. Donde todo lo que veo se parece a algo, un deja vú infinito (¡Demonios, tendré que dejar de mirar al suelo!). Un banco en el parque, sin ansiedad. Una espera paciente para que pase algo. Una cita diaria retando al azar. Una búsqueda de algo. Eso es. Una búsqueda de alguien.

2 comentarios:

Lascivia dijo...

lindo tu ,,,
que bonito, yo que adoro los parques y las bancas,,,, esa reseña es hermosa ,,,que bueno que las publiques. yo la recuerdo, es de hace muchos años, unos 4 o más...
cuando tus ritmos eran tranquilos, cuando no había agresividad contra el mundo, cuando esa agresividad era autocontenida, autodirigida...
cuando andabamos buscando parques y banquitas... "la banca torcida del parque ahora esta sola,,, absolutamente sola."

Juan David Escobar dijo...

Seguro que escribí esto pensando en la banca de Bolívar, que al final uno abandona y que alguien más adopta.

La banca torcida de Bolivar ya no es para mí... La verdad, ya no se que es para mí...